Berenice Abbott: Retratos de la Modernidad
¿Te quedas en Madrid el puente de agosto? Si no tienes planes, hoy te traigo una recomendación muy fotográfica: la exposición de Berenice Abbott en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre.
Berenice Abbott (Springfield, Ohio, 1898 – Monson, Maine, 1991) es una de las fotógrafas imprescindibles para la Historia de la Fotografía, no sólo abrió camino con su estética fotográfica, sino que promulgó la figura de la mujer libre y fuerte, fuera de la norma. Sus fotografías reflejan esa mirada desafiante, un cambio de perspectiva y de visión respecto a sus compañeros de profesión.
En 1918, con sólo 20 años, llega a Nueva York, donde conocerá a un grupo de artistas e intelectuales de clase adinerada de Greenwich Village que serán fundamentales para el desarrollo de sus inquietudes artísticas. Aceptando todo tipo de trabajos obligada por sus recursos económicos, siempre se sintió atraída por el periodismo, dispuesta a cambiar el modo de ver del momento y a reivindicar nuevos modelos sociales y culturales. Fue en este grupo de Greenwich Village donde conoció al que será su mentor: Man Ray, con quien trabajó como ayudante durante tres años en París, y de quien aprendió la que sería desde entonces su profesión: la fotografía.
En París conoce también a otro de sus pilares fundamentales en cuanto a estética y temática se refiere: Eugène Atget, de quien toma esa visión de lo cotidiano, el retrato de la ciudad, de las gentes, del día a día. Fue su gran inspiración, tanto, que tras su muerte en 1927 compra todo su archivo personal, que será en parte positivado por Abbott y se muestra asimismo en la exposición, en un intento de dar a conocer a uno de los (posteriormente nombrados) mejores fotógrafos “documentalistas” del s. XX.
Es la obra de Atget la que provoca en ella la creación de su serie Changing New York, ciudad a la que regresa en 1929. En esta serie, recogida en la exposición de Fundación Mapfre, Abbott retrata la ciudad de Nueva York como antes lo hizo con sus amigos y conocidos. Cambia el punto de vista y nos obliga a descubrir una nueva ciudad mirando hacia arriba los interminables rascacielos, entre los pies de una escultura el ajetreo de la calle, o desde lo alto de las azoteas mirando y espiando a los viandantes. Viendo sus obras casi se puede oír el murmullo de la ciudad, somos testigos mudos de su constante cambio, de su gente, de sus lugares y edificios, ¿qué estaría pensando Buddy Gilmore cuando Abbott le retrató en 1927? ¿Qué habrá sido de la barbería Pingpank en Bleecker Street? ¿Se sorprendieron los viandantes cuando vieron a Abbott tomar fotografías de sus casas? Abbott nos hace testigos de su tiempo y de su visión de Nueva York.
De esta serie destacan también las vistas arquitectónicas (e icónicas) de la ciudad, la comparativa de lo nuevo y lo viejo que comenzaba a darse tras la caída de la Bolsa, los contrastes que va encontrando en su caminar. Abbott se convierte por derecho propio en retratista de la ciudad de Nueva York, creando postales arquitectónicas, creando una crónica del momento.
Abbott es documentalista de su momento y de la ciudad donde vive, entendiendo, tal y como explica la muestra, «cómo toda fotografía documental tiene una enorme dosis de autobiografía: el hombre con su cámara recorre la ciudad con los ojos y con el cerebro. Mirar es formar parte de la escena». Al fin y al cabo, es su visión personal de la ciudad, basada en su propia experiencia y en sus inquietudes. Toda obra de arte tiene algo de propio, y la fotografía (incluso la documental) no iba a ser menos.
El último bloque de los que se compone la muestra son fotografías de ciencia que realizó en colaboración con el MIT (Massachusetts Institute of Technology) a finales de la década de 1960. Personalmente esta parte es la que menos me gustó de la exposición, si bien las fotografías tienen un elemento estético muy interesante.
Si tras las casi 200 fotografías (incluyendo la pequeña muestra dedicada a la obra de Eugène Atget) tienes ganas de más, en la misma sala se proyecta el documental Berenice Abbott: A View of the 20th Century, realizado por Kay Weaver y Martha Wheelock en 1992, pero dado que su duración es de 56 minutos, puedes consultar los pases aquí. Lamentablemente no pude verlo, puesto que llegué a última hora y ya no había pases (ni tiempo para ver todo, así que me decanté por las fotografías)
La exposición forma parte del programa oficial de PhotoEspaña y es más que recomendable. Si quieres ir a verla, está en Fundación Mapfre – Sala Recoletos (Paseo de Recoletos, 23), la entrada cuesta 3€ (pero es gratuita los lunes por la tarde, consulta los horarios aquí), pero date prisa, ya que termina el 25 de agosto.