Babel, An Arcane History
No soy muy amiga de los best-sellers, es más, me suelo alejar cual correcaminos de esas demostraciones a bombo y platillo, sobresaturadas y casi alarmistas que organizan algunas librerías para anunciar la última novedad editorial que, si parpadeas, desaparece. A mi modo de ver, que un libro tenga muchas ventas no quiere decir necesariamente que sea bueno, he tenido bastantes malas experiencias a este respecto (aún recuerdo con cierto resquemor El despertar de la señorita Prim, libro que detesté a cada párrafo y que fue líder en ventas), pero de vez en cuando caigo en las garras del marketing, y hasta ahora tan sólo dos libros han sido buenas, no, excelentes, experiencias: La verdad sobre el caso Harry Quebert de Joël Dicker (quien se ha convertido en uno de mis escritores favoritos), y Babel de R.F. Kuang.
El poeta Zhang Shunmin escribió una vez que la poesía es una pintura incorpórea (wúxíng), y la pintura poesía corpórea. 詩是無形的畫,畫是有形詩
Dicho esto, llegué a Babel a través de un vídeo de YouTube y me cautivó tanto la historia y el entusiasmo de la youtuber que decidí no esperar a la versión en castellano, comprarlo en inglés y darle una oportunidad. Está además dentro de la estética dark academia, que me atrae bastante. Pensé que si no me gustaba demasiado al menos la portada se veía bonita. Cuán equivocada estaba en esta última suposición, y es que me ha gustado tanto que el resto de libros de la autora ya están en mi lista de libros por leer para el año que viene.
Pero empecemos por el principio: Babel cuenta la historia de un joven llamado Robin Swift que es arrancado de su Cantón natal, asolada por el cólera, y llevado a Gran Bretaña como protegido del Profesor Lovell, distinguido académico de la Universidad de Oxford. Estamos a finales de la década de 1820 y el mundo tal y como se conoce está a punto de cambiar.
El lenguaje era simplemente una diferencia. Cientos de formas diferentes de ver, de moverse por el mundo. No, cientos de palabras dentro de una sola. Y la traducción, un esfuerzo necesario, aunque vano, de moverse entre ellas.
En la Universidad de Oxford existe una prestigiosa sede llamada Babel, donde el estudio de las lenguas y la traducción hace que el mundo funcione, en la historia de Kuang hay unas pequeñas barras de plata que adquieren propiedades mágicas cuando una palabra y su traducción al inglés son grabadas en caras opuestas, así, en Babel, los puentes son más duraderos, las calles están más iluminadas, se puede curar con las barras de plata, pero también hay armas más feroces, barcos de guerra más rápidos, e incluso las barras se pueden usar para matar. Una dualidad que Kuang no deja pasar por alto. Robin Swift deberá dominar esta técnica junto a sus tres compañeros de curso: Rami, Victoire y Letty.
Ante todo, Babel es una oda al lenguaje y a la labor de los traductores, pero también una crítica al colonialismo, al racismo y las injusticias. No hay grandes descripciones soporíferas ni soliloquios, es un libro sencillo pero con un mensaje completo repleto de claroscuros, con un trasfondo enorme que no deja indiferente, y eso, en mi opinión, es muy difícil de plasmar en un libro.
El libro se divide en cinco partes, casi una referencia a las distintas etapas por las que pasa Robin, y aunque la historia empieza en él, su figura llega casi a desdibujarse en la historia general, con otros personajes que son tan importantes como él. El ambiente «histórico» es un personaje más de la novela, y es quien moldea de alguna manera los caracteres del resto de los personajes. En algunos pasajes Robin es, simple y llanamente, un poco pánfilo, casi hasta indolente; hacia el final del libro hay un cambio en su carácter un tanto radical que no me acaba de cuadrar, por mucho que la autora lo relacione con el shock del brusco despertar a la realidad. He echado de menos algo más de información sobre la historia de Griffin, pero quizá ahí radica la esencia de este personaje: conocerlo sólo a los ojos de Robin.
Creo que eso es lo que es la traducción. Eso es lo que es hablar -dijo Rami reclinándose sobre sus codos-. Escuchar al otro e intentar ver más allá de tus propios prejuicios para al menos entrever lo que quiere decir. Mostrarte al mundo, y esperar que alguien te comprenda.
Una de las cosas que más me llamó la atención (y que más me gustó) fueron las notas a pie de página, no sólo para explicar cuestiones relacionadas con la historia y con Babel, sino las explicaciones de los ideogramas chinos y etimológicas de las palabras, mi lingüista interior estaba extasiada de felicidad.
Queda bastante claro que R.F. Kuang es también traductora, no sé si otro escritor sin ese bagaje hubiese podido crear una obra similar a ésta.
En conclusión, si te gustan las historias con elementos fantásticos, veladas referencias históricas, una buena dosis de aventura, y sobre todo te gusta conocer el origen de las palabras, este libro es sin duda para ti. Y creo que es un gran regalo para todo aquel que se dedique a la traducción.