1917
No me gustan las películas de guerra. De hecho, creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que es mi género más odiado. ¿Qué hago viendo una película de guerra como es 1917 ?
En realidad fui en calidad de acompañante, pero he de reconocer que la película (aunque suene a cliché) no es como el resto de filmes de tema bélico. Y esto es debido por la forma en que está grabada: es un falso plano secuencia de dos horas de duración.
El plano secuencia es una técnica de rodaje usada en cine y televisión en la que la grabación de la toma no se corta, siendo ésta de duración considerable. Es una técnica con una estética muy peculiar y de (bastante) complicada realización, ya que todo debe estar perfectamente medido para que ocurra en el momento en que debe ocurrir, no hay equivocación posible o toda la toma deberá ser grabada de nuevo. Se identifica bastante bien porque generalmente hace uso del travelling, es decir, el movimiento de la cámara ante la escena; puede introducir también cambios de tamaño en los planos o incluso en el ángulo de éstos.
El plano secuencia es el origen mismo del cine, cuando la técnica aún se estaba desarrollando. Pero no se quedó en los albores del séptimo arte, muchos directores han recurrido a esta técnica para dotar a sus películas de un mayor dramatismo, un aire estético muy concreto, y, por qué no, también de cierto aire de superioridad técnica. Encontramos algunos ejemplos en películas como Expiación (Atonement, Joe Wright), Birdman (Alejandro González Iñárritu) o La La Land (Damien Chazelle), también se ha usado en series como Homecoming o True Detective.
1917 no es un gran plano secuencia, pero se acerca bastante. Y es que el plano siempre está a la altura de visión de los actores, no hay planos aéreos, ni cambios de planos mostrando qué es lo que ocurre en otro lugar, ni tan siquiera al otro lado de una puerta. Vemos todo el tiempo casi todo lo que ven los ojos de los actores, estamos con ellos en una guerra que no entienden, hay una cierta intimidad en las escenas sin apenas conocer nada de los personajes, sólo conocemos lo que ellos mismos quieren mostrar en cada momento.
Su sentido estético y su forma de contar una historia más que manida ya, es lo que realmente hace a esta película (casi) única en su género. Desde luego, es lo que te mantiene en tensión durante los 119 minutos que dura la película.
Pese a que no sea en sí misma, estrictamente hablando, un plano secuencia, sí que está formada de muchos planos secuencia que configuran el ritmo de la historia, y como ejemplo, una de las mejores escenas donde la sincronización de actores, extras, efectos y operadores de cámara es fundamental:
Los actores también tienen una gran parte de responsabilidad en la grandeza de la película, y es que sufrimos con cada golpe que recibe el británico George MacKay (soldado William Schofield), o con las bromas de su amigo el soldado Tom Blake (interpretado por Dean-Charles Chapman). La música, la fotografía y la escenografía tampoco se quedan atrás, llevando al máximo la tensión y el dramatismo que sólo una película de guerra puede provocar.
Quizá lo más atrayente es también que el director del filme, Sam Mendes, ha creado una historia basada en las historias que le contaba su abuelo, Alfred H. Mendes, como cabo en la Primera Guerra Mundial. Lo que hace que la película cobre una nueva perspectiva.
No es de extrañar que tenga ya varios premios bajo el brazo y que esté nominada a 10 categorías en los Oscar, entre ellas Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Cinematografía. Es muy recomendable, incluso aunque, como a mí, no te gusten nada las películas de guerra.