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Libros para Halloween

Se acerca el día de los Santos y con él la noche de Halloween, que se ha convertido en una fiesta con cada vez más adeptos.

Disfraces aparte, una tendencia muy generalizada es aprovechar esta fiesta para poner a prueba nuestros nervios y demostrar que no nos da miedo nada, ya sean zombies hambrientos, vampiros, hombres lobo o cualquier otro ser de ultratumba. Pero esta vez cambiamos el cine por la literatura, en un género que no tiene tanta aceptación como otros.

El primer libro que nos viene a la mente es “Drácula” de Bram Stoker; sin emantología_vampiro_prinbargo, no fue, ni mucho menos, la primera historia basada en la figura del vampiro. Aunque hay escritos y documentos que relacionan a lo que hoy denominamos “vampiros” con demonios y otros seres, será John William Polidori quien, con su relato “El vampiro” (c. 1819), realice el primer esbozo de esa figura que tanto ha fascinado a legiones de autores y lectores a lo largo de los años. Este cuento está incluído en “El vampiro. Antología literaria”, donde podemos disfrutar también de los escritos de E.T.A. Hoffmann, Edgar Allan Poe o Charles Baudelaire. Está claro que la celebridad de este personaje amigo de la sangre ajena no se quedó anclada en la época del Romanticismo, y es que todos conocemos la particular visión de los 70 de Anne Rice o la más moderna (y discutida) serie de Twilight. Parece difícil, pues, trasladar esta historia sin repetir lo que otros han escrito, y aún así, Guillermo del Toro Chuck Hogan lo han conseguido con la trilogía “Nocturna”. Aunque el primer libro es impresionante y me encantó, el segundo lo encontré un poco flojo y finalmente lo abandoné (pese a que siempre me repito que tengo que retomarlo). La historia está muy bien narrada, haciendo que te metas de lleno en la historia (y que llegues a mirar por encima del hombro en más de una ocasión)

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Pero no sólo de vampiros vive la literatura de terror. Un clásico entre los clásicos es “Frankenstein (o el moderno Prometeo)” de Mary Shelley, quien destaca, además, por ser una de las pocas mujeres escritoras de la época (y más aún en este género). Cómo no caer a sus pies ante semejante afirmación:

Espíritus errantes, si de verdad viajáis y no reposáis en vuestro angosto lecho, concededme esta tenue dicha o llevadme, como compañero, lejos de los goces de la vida.

Otro autor indispensable es Edgar Allan Poe, cuyos “Cuentos” fueron editados por Edhasa, con traducción y notas de Julio Cortázar, hace 6 años. Con Poe es seguro que pasaremos una noche de Halloween terrorífica y siniestra.

Dejando un poco de lado los clásicos, me gustaría mencionar el libro “The Ring” (“Ringu”) del escritor japonés Koji Suzuki, texto en el que se basó la película homónima. La historia está muy bien narrada, manteniendo el suspense en todo momento y con escenas que, a mí, me provocaron algún que otro susto. El único inconveniente que le veo a este libro es la pésima edición española: la traducción deja bastante que desear y los (muchos) errores de edición desmejoran la lectura. No ocurre así con la cuidada (y la-mujer-de-negro-emilio-gutierrez-cabareeditada gracias a la película basada en su historia) “La mujer de negro” de Susan Hill. He de reconocer que no he leído este libro, sino que vi la adaptación de teatro de Eduardo Bazo, con los grandísimos Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan. La escena en realidad la forman tres o cuatro objetos y sólo dos actores, y pese a todo la historia (y, por supuesto, el saber hacer de estos grandes actores) te atrapa hasta lo más profundo; hay momentos en que dudas incluso de si lo que has visto en escena es real o lo has imaginado. Sin duda fue un gran acierto asistir al teatro, y fue, además, la primera obra de este género que vi.

Hay mil libros más y muchos autores con los que disfrutar en la noche de Halloween, pero si resulta que eres más bien fiel a las tradiciones españolas, siempre quedará “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla. Es uno de mis libros avoritos e intento leerlo siempre en la noche de Difuntos (este año tendré que encontrar primero mi ejemplar entre las montañas de libros que tengo…). Si estás por los alrededores de Madrid, vale la pena pasarse por Alcalá de Henares y su Don Juan Itinerante. Mi frase favorita es ésta de la escena quinta:

Clamé al cielo y no me oyó

Y pues sus puertas me cierra,

de mis pasos en la tierra

responda el Cielo, y no yo.


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