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El Bufón Dorado ~ Trilogía El Profeta Blanco II

Como podrá recordar todo aquel que haya leído la primera novela de esta nueva trilogía de Robin Hobb, el final al que nos enfrentamos en La Misión del Bufón fue un final agridulce y quizás por eso me ha costado tanto darle forma a esta nueva reseña…

Un pequeño consejo antes de que os sumerjáis en la lectura de esta entrada; si no habéis leído la primera entrega de la trilogía de El Profeta Blanco, no sigáis adelante con este post puesto que por muy escueta que quiera ser es necesario nombrar algunos hechos claves que sucedieron en La Misión del Bufón para situar al lector en el contexto de esta segunda novela. Y una vez dicho esto comenzamos realmente con la reseña.

«La pérdida de una bestia a la que se está vinculado resulta difícil de explicar a aquellos que no portan la Maña. Quienes resuelven la muerte de un animal con comentarios como «Solo era un perro» nunca lo entenderán. Algunos, más comprensivos, lo ven como el fenecimiento de una mascota muy apreciada. Incluso los que intuyen que «Debe de ser como perder a un hijo o a una esposa» siguen sin concebir la verdadera magnitud de la tragedia. Perder a la criatura a la que se estaba vinculado deja un vacío mucho mayor que la desaparición de un compañero o la persona a quien amamos. Sentí como si de pronto me hubieran cercenado la mitad del cuerpo. La vista se me nubló y la insipidez de los alimentos me quitó el apetito. Dejé de oír con la agudeza de antes y

El manuscrito, iniciado muchos años atrás, concluye con una maraña de manchurrones y furiosas estocadas de mi pluma. Recuerdo el momento en el que me di cuenta de que había dejado de escribir generalidades para centrarme en mi interpretación personal e íntima del dolor. Algunas partes del documento se encuentran arrugadas, recuerdo de los momentos en los que lo tiré al suelo para pisotearlo después. Lo que me extraña es el hecho de que me limitara a darle una patada en lugar de arrojarlo a las llamas. No sé quién se apiadaría del maldito texto y decidiría arrinconarlo en la estantería de los manuscritos. Tal vez Tordo, con su modo metódico e inconsciente de hacer sus tareas. En verdad, yo no encuentro nada que hubiera preferido conservar.»

Así comienza El Bufón Dorado, exactamente en el mismo punto en el que nos dejó La Misión del Bufón, con un Traspié destrozado que intenta obviar, más que asimilar, el dolor que le produce la pérdida de Ojos de Noche. He de decir que me sorprendió la forma en la que, de algún modo, Traspié acepta que es el momento de perder a su compañero de Maña sin intentar salvarlo por medio de la Habilidad o conservar su alma con en su cuerpo por medio de la Maña aunque, quizás, todo lo vivido durante el rescate del príncipe Dedicado le ayudó a descartar estas acciones.

Quizás debido a su sentimiento de deber hacia la corona de los Vatídico o quizás debido a la soledad que le produce tanto la pérdida de Ojos de Noche como la separación de su hijo adoptivo Percán, Traspié acepta la petición de Chade y Kettricken de instalarse en el castillo de Torre del Alce con el fin de instruir al joven Dedicado en el uso de la Habilidad. Será bajo el nombre de Tom Mechatejón (el mismo nombre por el que Percán le ha conocido a lo largo de toda su vida), y tras su papel de servidor y guardaespaldas de Lord Dorado, bajo el que desempeñará toda una serie de labores de espionaje con el fin de averiguar todo cuanto le sea posible acerca de los picazos puesto que estos aún suponen una amenaza para la corona. Además, la aparición de dos «nuevos» personajes: Tordo, un hombrecillo regordete, cuya inteligencia se encuentra muy limitada aunque su Habilidad tenga una fuerza desmesurada y Ortiga, la hija bastarda de Traspié que contra todo pronóstico es capaz de introducirse en los sueños de Traspié utilizando de forma instintiva este poder heredado de su padre; hará que su vida en la corte no sea tan sencilla como él desearía.

En mi opinión, a diferencia de lo que ocurre con Asesino Real ~ Trilogía del Vatídico II, se trata de un libro necesario para llevar a cabo la transición entre el inicio y el final de la trilogía. Con esto no quiero decir que se trate de un libro aburrido o que no tenga una historia propia, pero supongo que las comparaciones son odiosas y que Asesino Real me impactó y sorprendió tanto que he echado en falta algo de eso en este caso.

En resumen, Robin Hobb sigue teniendo la habilidad de sumergirte en sus obras y de enamorarte de sus personajes y, solo por eso, ya merece la pena darle una oportunidad.

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