Exposición

Nosotros, Robots

El domingo pasado lo dediqué a una de mis actividades favoritas: ver exposiciones. Estuve, además, en un edificio que me encanta, el Espacio Fundación Telefónica, donde parece que el tiempo se detiene, el ruido de la concurrida calle Fuencarral cesa y entra en juego el placer por descubrir nuevos mundos.

Me gusta mucho este espacio, tanto por la maravillosa escalera de caracol que recuerda a formas arbóreas, como por las exposiciones que recoge. Éstas suelen ser de temas diversos, a veces artísticas, otras científicas, muchas fotográficas; y aunque puedan parecer en cierto sentido meramente divulgativas, lo cierto es que son sumamente interesantes, dando las pinceladas necesarias para, sin aturdir al visitante, éste salga de las salas queriendo saber más sobre lo que acaba de observar. Que es, en mi opinión, precisamente de lo que se trata.

Una de las exposiciones que vi fue «Nosotros, Robots», que se puede visitar hasta el 3 de febrero (algún día hablaré sobre por qué espero al último momento para visitar exposiciones), y que se centra, como demuestra su título, en la coexistencia de los humanos y los robots.

Me sorprendió mucho encontrar un pasado tan lejano como el s. IV a.C. con referencias a Aristóteles, o incluso la reconstrucción del «Caballero mecánico» ideado por Leonardo da Vinci. Junto a recreaciones, infografías explicativas y un montaje muy interesante, se encuentran robots reales realizados por distintas compañías, así como alguno que otro más famoso.

Asimo (creado por Honda en 2000). Al fondo, la reconstrucción de «Caballero mecánico» pensado por Leonardo da Vinci c.1495.

La exposición, comisariada por Andrés Ortega y organizada en colaboración con Casual Robots, se divide en cinco grandes ejes: Antepasados, Conócenos, Emociones, Imagina, y A tu servicio. En cada una de estas secciones hay diferentes infografías que explican su contenido e incluso nos hacen reflexionar sobre lo que supone la idea de robot actualmente, así como preguntas sobre las emociones o la capacidad de adaptación, que casi parecen más cuestiones de la Filosofía que de la ciencia. La muestra vislumbra también la diferencia de percepción de los robots entre las culturas europea y de Asia oriental: mientras que la primera teme los robos y ahonda en películas, libros y demás iconografías temibles, en Asia se produce la visión contraria, los robots resultan útiles y son incluso salvadores de la humanidad.

De toda la información que da la exposición, me quedo con dos elementos sorprendentes y relacionados: la tipología de robots y la teoría del Valle Inquietante, desarrollada por Masahiro Mori en 1970, que pone de manifiesto una curva de percepción de los robots según el parecido a los humanos, es decir, si un robot se parece a una figura humana éste nos resultará, en general, agradable; sin embargo, si este parecido es excesivo, la respuesta emocional es negativa: nos sentimos reemplazados, nos inquietan y nos producen miedo. En 2005, Mori añade una segunda curva tras el Valle Inquietante, que sería la idealización de un humano sano, un recuerdo de las esculturas griegas o de Buda.

Infografía que ilustra la teoría del Valle Inquietante de Masahiro Mori.

En definitiva, si tenéis un hueco en los próximos días, visitad la exposición, tanto si sois de la vertiente amante de los robots como de los temerosos de la rebelión de las máquinas.

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Pd.: por cierto, aquí podéis descargar la guía de la exposición en pdf.

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