Día de lluvia en Nueva York
Hace unos días fui a ver la última película de Woody Allen. He de decir que, en general, las películas de este director me gustan bastante, pero en las últimas ocasiones he salido del cine bastante desencantada. «Día de lluvia en Nueva York» (A rainy day in New York) no es una excepción.
92 minutos de cliché tras cliché, una mezcolanza de típicos tópicos que la hacen aburrida, sin nada que ofrecer y que, al salir los títulos de crédito, hace que te invada una sensación meh que intenté socavar durante todo el filme.
El protagonista, Gatsby Welles (Timothée Chalamet) parece estar inspirado, y probablemente lo esté, en una especie de joven Woody Allen utópico: el bicho raro, el extravagante como forma de rebeldía en una clase alta (altísima) de Nueva York que dice mucho pero hace más bien nada. Gatsby (ya el nombre da una pista) vive más en un pasado idealizado, y en gran parte inventado, que en la realidad del mundo. Las chicas de la película son esta vez Elle Fanning como la novia inocente y sosa Ashleigh Enright, y Selena Gomez como la tercera en discordia en el papel de Shannon. Sorprendentemente, es ésta última la que más me ha gustado de todo el reparto (incluyendo a Jude Law, que aquí da lo más mínimo de su potencial como actor, sin mostrar nada, sin hacer llegar al espectador ni el menor atisbo de sentimiento.
Y es que la sobreactuación de los actores es más que palpable, aunque empiezo a pensar que se trata más bien de una exigencia de Allen, una suerte de «toque» que no hace sino destrozar una película ya de por sí mediocre y sin mucho encanto.
Allen se pierde en chistes tontos, en situaciones planas y conversaciones metidas con calzador, en momentos sin sentido de los que parece difícil escapar. El guión, escrito por él, deja bastante que desear a este respecto. El repertorio de citas y menciones culturales es inagotable, y aunque alguna se me escapara por el camino, llega un momento en que se hace pesado la charleta pseudo-intelectual de un personaje que no aporta gran cosa.
Pero no todo podía ser malo, y es que si hay una cosa por la que destaca la película es la música. Su banda sonora contiene, como nos tiene acostumbrados, sólo jazz. Si, como a mí, te encanta este estilo musical, seguro disfrutarás.
Creo que la recomendación de esta película está sólo aconsejada a fans del cine de Allen, y entre ellos creo que sólo la disfrutarán aquellas personas a las que les hayan gustado las últimas del director. A mí, personalmente, me parece más la típica película que ves en una tarde apática de un domingo lluvioso. Bueno, al menos en esto último sí que ha acertado.