La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey
En julio de 2010 pasé tres semanas en Londres estudiando inglés, fotografiando la ciudad, paseando, viendo sus museos, y sus librerías. Por aquel entonces, la cadena Waterstones tenía a veces promociones de 3×2 en sus libros de bolsillo, algo casi inaudito en el mundo editorial español (aunque en aquel momento me sentía incluso más sorprendida -y extasiada- por la cantidad de libros editados y el bajo precio que tenían, en comparación con lo que conocía de España). Estaba en el Waterstones de Trafalgar Square, tenía ya dos libros que quería (uno eran las obras completas de Jane Austen en un solo volumen -tan grande como incómodo-, y el otro ni siquiera lo recuerdo), y me faltaba uno para la promoción, la elección se me estaba haciendo muy difícil: demasiados libros, no conocía casi ninguno, la ansiedad por elegir empezaba a abrirse paso… y cogí al azar un libro de la mesa: The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society, parecía interesante, hablaba sobre libros y era de género epistolar, pensé que sería sencillo de leer, y bueno, si no me gustaba, tampoco había sido un gasto tan grande. Al fin y al cabo iba a ser sólo un libro para completar una promoción.
En ese momento no sabía lo equivocada que estaba.
A lo mejor los libros tienen una especie de instinto secreto para acabar en el hogar de los lectores que resultan perfectos para ellos.
Pasó bastante tiempo antes de que lo leyera, pero me fascinó. La historia comienza con la escritora Juliet Ashton, quien en enero de 1946 recibe una carta de un tal Dawsey Adams desde la isla de Guernsey (en el Canal de la Mancha), a partir de este hecho fortuito Juliet irá intercambiando cartas con Dawsey y conocerá la existencia de la Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata, creada durante la ocupación nazi en la isla. Las cartas con Dawsey se intercalan con las de otros miembros de la Sociedad, las de su editor Sidney, otros amigos y notas entre los personajes.
La autora, Mary Ann Shaffer, se topó con esta historia también por casualidad: durante un viaje a Londres decidió sin saber muy bien por qué, viajar a la isla de Guernsey; atrapada por el mal tiempo, compró varios libros en el kiosko del aeropuerto sobre la ocupación nazi de la isla. Pasaron años antes de que la historia en sí se convirtiera en libro, e incluso la reescritura por parte de su sobrina Annie Barrows cuando la salud de Mary Ann ya no lo permitía.
Eso es lo que me encanta de la lectura: uno encuentra en un libro un detalle que le despierta interés, y ese detalle lo lleva a otro libro, y allí encuentra otro detalle que lo lleva a un tercer libro. Es una progresión geométrica: sin un final a la vista y sin otro motivo que no sea el simple goce.
En 2018, Mike Newell dirigió la adaptación a la película, y aunque pierde parte de su espíritu, en general ha sabido retratar a los personajes del libro y se hace un filme entretenido y sencillo, para disfrutar una tarde de pereza en el sofá. Juliet está interpretado por Lily James (Mamma Mia 2, Yesterday), aunque mi interpretación favorita es la de Katherine Parkinson (The IT Crowd, Radio encubierta) en el papel de Isola Pribby, no sé si otra actriz hubiese podido dar vida de esa manera a mi personaje favorito.
Con el tiempo se ha convertido en uno de mis libros favoritos; es uno de esos libros a los que vuelvo cada cierto tiempo, que me reconfortan, me hacen olvidar el mundo y disfrutar de su historia incluso tras infinitas lecturas, como si lo cogiera por primera vez. Mi ejemplar tiene las hojas marcadas con mis frases favoritas, el lomo cruje, las hojas amarillean y empieza a tener ese olor que tanto me gusta de libro viejo. No creo que me canse nunca de leerlo. Por cierto, hace mucho que no me paso por Guernsey…